Reseña Literaria: 'El chico que dibujaba constelaciones'

Esta es una historia de amor, de sueños, de vida...
La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras «para siempre», y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán en polvo.

Este libro ha sido toda una sorpresa. Lo compré sin saber muy bien qué me depararía; me lo recomendaron dos amigas y me entró curiosidad.
A la autora la conocía de 'El día que dejó de nevar en Alaska' y 'Llévame a cualquier lugar' y sabía más que de sobra que no me defraudaría ni mucho menos. Lo que no me esperaba era encontrarme con una historia llena de momentos y anécdotas tan preciosamente normales. Porque si se puede describir este libro de algún modo es diciendo que cuenta la historia que podría ser sin ningún problema la de algún conocido o familiar.

Valentina empieza su historia cuando tiene apenas la mayoría de edad, en una época complicada en España (años antes de que Franco muriese, para que os situéis). Y pronto entra en escena Gabriel. El precioso de Gabriel, quién tiene clarísimo que Valentina va a ser la mujer de su vida. Poco a poco se conocen y se gustan, y todo sucede de una manera tan natural que te atrapa sin que te des cuenta. Quizás estéis pensando que, dada la época en la que se desarrolla el inicio de la trama, Gabriel es como el típico hombre de entonces. No podríais estar más equivocados. Si leéis el libro tened bastante claro que vais a caer a los pies de este chico, porque es un sol y se hace querer tanto por su manera de ser como por el trato que le da a Valentina.

Volviendo, precisamente, a la protagonista: la evolución del personaje es tan bestial que me fui emocionando y alegrando con ella durante todo el libro. No puedo decir las razones porque os estaría contando algo de la trama, algo que os invito a que hagáis vosotros leyendo 'El chico que dibujaba constelaciones'.
Pero la historia también me dejó con un mal sabor de boca. Así como veo el tremendo cambio de Valentina, que avanza conforme pasan los años y las épocas llevan a su vida novedades, hay otros personajes que no lo hacen. Y eso me duelen por la simple razón de que eso sucedió de verdad: mujeres aplastadas por la sombra de una época y de la figura masculina, mujeres que no podían hacer ninguna otra actividad que no fuera atender su casa y a su familia, mujeres que tenian prohibidas muchas cosas que hoy en día nos viene dado precisamente por la lucha que esas mismas mujeres comenzaron hace mucho tiempo. Porque sí, este libro también te hace pensar sobre eso, sobre la lucha de las mujeres por la igualdad. Porque queda mucho camino, pero gracias a las generaciones anteriores a la nuestra, hemos llegado hasta el punto en el que nos encontramos hoy. Porque se ha conseguido mucho, y se conseguirá más. De eso estoy segura.

Como veis, no es un libro cualquiera y tiene detalles que son maravillosos. Sé de muchas lectoras que terminaron llorando con la historia, y si yo no fuera de lágrima tan difícil seguramente me encontraría entre ellas porque os aseguro que hay momentos que te llegan al corazón.

Os recomiendo con total sinceridad este libro, os invito sin pensarlo que os animéis a conocer a Valentina y con ella vayáis a comprar el pan, que seáis testigos de cómo ese simple hecho le cambió la vida.

Mi nota: ⭐⭐⭐⭐

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